Espero la disfruten.
Slainte!
El maestro de los destilados
Para tomar en serio
Su corbata delata su pasión; es como si ese tartán anunciara que pertenece a un selecto clan de sommeliers cuyo olfato de sabueso les permite, con cada copa, descubrir un mundo.Carlos Andrés Ramírez, único Whisky Master del país, peregrinó hasta la meca de este destilado para aprender de los mejores el arte de su elaboración y cata. Ahora dedica sus días a compartir la buena noticia de que todos, con un poco de curiosidad y disciplina, pueden aprender cómo se toma un trago de whisky.
Su historia comenzó en las aulas de la Universidad Externado de Colombia, donde su interés por la gastronomía, las bebidas y el servicio hallaron su curso gracias a Mauricio Bermúdez, su profesor de enología. De allí se abrió paso hasta la Escuela de Sommeliers de Chile y luego dio a parar en Andrés Carne de Res como asesor en el tema de vinos.
Como última estación, y antes de su viaje a Escocia, trabajó y trabaja hoy en día, para la más importante distribuidora de es- pirituosos y vinos del mundo: Pernod Ricard. Allí, bajo la tutela de la gerente de marca de Chivas Regal, Diana Navas, decidió retarsus aptitudes como sommelier y sumergirse por completo en un curso de más de 60 horas, endonde tuvo la oportunidad de ver y experimentar de cerca todo lo relacionado con la elaboración de los mejores whiskys del mundo.
Dirigido por personalidades de la talla de Collin Scott, Master Blended desde hace más de 30 años y gurú de estas artes a nivel mundial, el curso para revestirse como Whisky Master exigió de Carlos Andrés visitas exhaustivas a las más tradicionales destilerías de Escocia, y una complicidad única entre su nariz y paladar que ahora revela a los lectores de Cocina Semana.
C.S. ¿Qué tanto hay de talento y de disciplina en la formación de un sommelier?
C.A.R. Una cosa es ser buen sommelier y otra ser buen catador. Conozco sommeliers bárbaros en cuanto a teoría así como también conozco personas que, sin pisar nunca una escuela, tienen una nariz extraordinaria para catar. Durante mi experiencia en Chile descubrí que tengo buena nariz, lo confirmé con el curso y ahora lo quiero reconfirmar ante el Wine School of London.
C.S. En su larga trayectoria como embajador de whisky, ¿qué prejuicios o malas prácticas ha detectado en el consumidor colombiano?
C.A.R. Hay que perder el miedo al mito de que es pecado echarle agua, soda o hielo.
Éste último lo suaviza y la soda lo hace más picante o salado. Ahora bien, una cosa es catar un producto y otra es disfrutarlo, así que el mejor whisky es el que a uno más le guste.
También está el tema del consumo responsable; ir en busca sólo del efecto de alicoramiento es una verdadera lástima, pues la gente pasa de largo por todo lo que esconde un vaso.
C.S. Actualmente se habla de una cultura del vino en el país, ¿podría hablarse de la misma manera sobre el whisky?
C.A.R. El whisky tiene menos obstáculos que el vino para ser tomado en serio. Mientras que el vino en Colombia tuvo que crear cultura e incentivar el consumo, con el whisky no pasa lo mismo. Si tenemos en cuenta sólo el mercado legal, el país es el decimosexto consumidor de scotch en el mundo. Es decir, ya hay un consumo muy alto.
Además, las catas de whisky son más llamativas, pues la gente ya sabe qué esperar de una cata de vino. El año pasado impacté a más de 2.000 personas dictando catas de whisky, lo cual demuestra el interés de la gente por aprender.
En calidad de embajador de marca de Chivas Regal capacito constantemente bar tenders; así mismo, como profesor en el postgrado de sommeliers de mi universidad, comparto lo que he aprendido sobre whisky con mis alumnos.